Detrás de este cambio de denominación oficial está la intención de hacer la fecha más inclusiva que incluya a todos, todas y todes.

“Proponemos dejar de decir ´Día del Niño’, porque queremos celebrar la diversidad de toda la niñez”, sostuvo el secretario Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia, Gabriel Lerner, cuando surgió esta iniciativa, en 2020. Y profundizó: “Es muy importante que el Estado acompañe las transformaciones culturales que estamos viviendo, impulse cambios que colaboren en visibilizar inequidades, y favorezca prácticas más inclusivas”.

El foco está en abandonar la noción androcéntrica de “niño” como sujeto universal y homogéneo, y así lo explicó Lerner: “Decir ‘niño’ no alcanza para representar las experiencias heterogéneas y múltiples de la niñez. Desde el Estado, queremos nombrar una jornada en plural, que celebre a cada chica, chico, chique..” y sus diversos modos de vivir esta etapa de la vida”.

Desde entonces, al menos en la comunicación oficial, el Día del Niño adoptó esta nueva denominación, que amplía la misión original de la jornada: celebrar a los más pequeños de la familia con una fecha en su honor.

En la Argentina, el origen de la celebración se remonta a 1958, cuando se estableció que la fecha se ubique en el calendario el primer domingo de agosto. Tras ello, en 2003, por iniciativa de la Cámara Argentina de la Industria del Juguete (CAIJ), se pasó al segundo domingo del mes; y finalmente, en 2013, se trasladó al tercero. En consecuencia, el Día del Niño este año fue fijado el 21 de agosto.


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